La noción moderna de espíritus de la naturaleza surgió básicamente a partir de las experiencias de una comunidad de Findhorn, en Escocia, donde una tierra estéril produjo plantas maravillosas. El relato completo de este suceso esta descrito en "Comunicación con los ángeles y los devas", de Dorothy Maclean (1990)
Por una serie de coincidencias, Dorothy y sus amigos Eileen y Petter Caddy se establecieron en un camping de caravanas en la bahía de Findhorn, cerca de Moray Firth. Su caravana estaba rodeada de plantas tipo aulaga, que sobrevivían en tierra empedrada. Las historias tradicionales contaban que un terrateniente había vendido su alma al diablo, por lo que un vendaval había cubierto sus tierras de cieno. EL invierno fue amargo y los vientos perpetuos. Sin embargo, al llegar la primavera Peter empezó a trabajar la tierra para cultivar alimentos.
Dorothy tenia la costumbre de meditar y empezó a recibir mensajes sobre la armonización con las fuerzas de la naturaleza. Le dijeron que si los humanos se sintonizaban con los espíritus de la naturaleza, recibirían ayuda de los espíritus superiores y de los menores que están bajo su mando. Como a ella le gustaban los guisantes, comenzó por el espíritu del guisante.
Al constatar que entraba en contacto con seres de luz y alegría , Dorothy eligió designarlos con el termino sánscrito deva (que significa "el que brilla"). Contactó con un espíritu, al que llamó "el ángel del paisaje", y los tres amigos comprendieron gradualmente que la vida es una red de energía dirigida por estos seres. El jardín de Findhorn floreció y cuando se hicieron pruebas científicas en la tierra, se descubrió que esta tenía un buen equilibrio de nutrientes, en contraste con las tierras que lo rodeaban.
Hoy día Findhorn es una comunidad acreditada que atare a personas interesadas por la espiritualidad. Parece ser que fue una especia de "esquema piloto",por parte de los devas, para enseñar a los hombres qué podemos hacer si cooperamos con las fuerzas de la naturaleza y nos dejamos guiar por el amor a la tierra.
Cuando vemos que formamos parte de la unidad del universo que nos rodea, e informa a los espíritus de la naturaleza y a todo lo que hacen, podemos sentir paz. Los devas utilizan mantras y sonidos que generan patrones y vibraciones, pertenecen a la esencia de cada lugar. Si expandimos la mente y nos damos cuenta de que la existencia es una red de vibraciones, podremos recuperar la sabiduría del instinto y aprenderemos a vivir en armonía con la naturaleza.
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