jueves, 19 de agosto de 2010

Presiente las Hadas.





Hacerse consciente de la presencia de las hadas implica sintonizar con partes de ti que quizás hayas aprendido a ignorar. Implica confiar en los instintos y estar relajado. Ir a la caza de las hadas no es buena idea, por que eso implicaría, precisamente, un exceso de esfuerzo. Lo que es más, estarías concentrando el intelecto en la consecución de un objetivo, y eso haría que las hadas dejasen de cooperar e incluso que se volvieran maliciosas.
Como es natural, tu deseas hacerte consciente de la Buena Gente, y hay muchas maneras de aproximarte a ellas. Mantén una actitud juguetona para que tus sentidos permanezcan abiertos. ¿Cuál sería el mejor lugar para sentir la presencia de las hadas? ¿Existe algún claro, alguna ribera cubierta de hierba, algún lecho de flores o árbol donde, a tu parecer, pudieran estar?. Posiblemente tengas razón en la que imagines, pues tu mente subconsciente ya se habrá dado cuenta de la presencia de las hadas.
Lugares y momentos de tránsito.
Según la tradición, las hadas favorecen los lugares de tránsito. En estos lugares se produce un cambio en el patrón de energía  que los hace más aptos para las hadas. Y las hadas son criaturas de tránsito, pues aunque son seres espirituales, también son muy cercanas a la Tierra. En los lugares de tránsito, las hadas tienen siempre muchas cosas que hacer. Estos sitios incluyen cruces, especialmente en senderos y carreteras secundarias, setos y vallas, claros del bosque, curvas de carretera y puentes. Las hadas también están a orillas del mar, junto a lagos o arroyos, especialmente cuando éstos se dividen en dos; junto a fuentes y cascadas; junto a charcos de piedras formados por la marea, y en pequeñas islas. En tu casa, lo más probable es que las hadas se encuentren cerca de la entrada: en el recibidor, las escaleras o el descansillo, y a veces en los armarios y las esquinas.
Buscar las hadas al aire libre te resultará más inspirador, pues en tu casa probablemente sigas patrones de habito que lo hagan más difícil. La naturaleza sabe llegar a tu alma para abrirla. Los mejores momentos para ver a las hadas son los momentos de tránsito del amanecer, el atardecer, el melodía y la medianoche. Las hadas también adoran la Luna.
Algunos periodos del año, como cuando cambian las estaciones, son otros de los preferidos por las hadas. Hay muchos momentos de cambio estacional. Son momentos mágicos, pero el equinoccio de otoño, es de todos ellos, el momento en el que el velo que separa este mundo y el Otro es más fino.
Aprender a “estar”.
Cuando te parezca bien, y puedas relajarte, acude a un lugar especial para ti y simplemente, empieza por sentir que “estás” ahí. No te esfuerces demasiado, simplemente relájate. Hazte muy consciente de tu cuerpo, pues la intuición suele hablar a través de sensaciones corporales, así que procura no ignorarlas. ¿Tienes calor o frío? ¿sientes mariposas en el estomago? ¿te pican las extremidades o las palmas de las manos? ¿sientes una brisa, un tic o un cosquilleo? Limitate a detectar cualquier cosa que sientas, sin emitir juicios.
Percibe también tus emociones. ¿Estás contento, alegre o expansivo? ¿o un poco incómodo, como si alguien te mirara? ¿O sientes una mezcla de ambos? Vuelve a usar tu imaginación. Si hubiera hadas ahí, ¿que aspecto tendrían?. Lo que surja en tu mente probablemente responda otra vez a tu intuición. Cuando empieces a hacerte consciente de las hadas, posiblemente empieces a detectar movimientos por el rabillo del ojo, pero cuando te des la vuelta no verás nada. Aprende a o girarte, y recuerda: limitate a “estar”
Las hadas también se pueden hacer patentes a través de un murmullo de hojas, del movimiento de la hierba, de una ola en el agua, de una jadeante quietud en el aire o de extrañas perdidas de tiempo. Sentir a las hadas no consiste en demostrar su presencia, sino en sentirse animado, hechizado y un poco emocionado por la vida. Siente esas cosas y ten por seguro que las hadas habrán estado cerca.

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